
Máxima Romero, S/T 3, #Serieuniversomax, 2012. Mixta sobre papel.
Decía Ludwig Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.”
En un universo complejo, como el nuestro, acostumbrados a utilizar la razón, el pensamiento creativo y el pensamiento crítico se han visto relegados a casos marginales o exóticos. Para solucionar nuestros problemas cotidianos se llama a ese sentido común, por pocos conocido. Olvidando, en ocasiones, el tacto suficiente para hacerlo más humano.
Aprender un arte es entrar en diálogo con todos los que han sabido defender su pensamiento, construir, rechazar, modificarlo, hasta hallar su propia forma de hacer, decir o actuar, descubriendo su propia creatividad.
La metodología más prometedora para potenciar la fusión entre los procesos creativos y los críticos, debería ser la misma búsqueda de técnicas y procedimientos realizada por los profesionales en las comunidades de investigación. O por artistas en su proceso interno personal.
El pensamiento creativo debería ser consecuencia de un diálogo igualitario entre personas diferentes dando argumentos con pretensiones de validez. Es decir, un conocimiento reconocido como un conjunto consistente de proposiciones verdaderas dentro de una comunidad. Dejando a otro lado todo intento de ejercer un dominio hegemónico sobre los individuos.
¿Será éste el modo en que los artistas, los físicos, los poetas, los biólogos y los abogados llegan a ser creativos?
Editorial Revista 7 ARTNOBEL Inspiration Review of Contemporary Art