«Empleo mi cuerpo por necesidad, no me gustan las distancias y necesito continuamente tomar conciencia de mi piel, somos blandos y lo blando carece de credibilidad quizá por eso mis cuerpos aparecen catalizados, el proceso de sumergir mi cuerpo en escayola, visto desde fuera es del todo irracional, pero responde a una investigación, a una mecánica, a una filosofía, que comenzó hace 30 años. Creo que la realidad invisible, tiene mucha más fuerza que la que vemos, por esta razón, ese duro proceso creativo queda dentro de la obra, cuando el espectador observa una de mis piezas, no solo ve un resultado, está viendo toda la fuerza y el desgaste que se ha necesitado para realizarla».
«Socialmente vivimos abducidos por la cosmética, cada vez más lejos de nosotros mismos y rendidos a la apariencia, estos conceptos están en mi cabeza, las muecas que aparecen en mis piezas son fruto de un trabajo visceral e intuitivo, no soy consciente de si esa causa-efecto existe».
«Hay muchos intereses creados en este mundo que han dejado de lado y alejado al público de algo tan natural como debe ser el arte contemporáneo, y está ligado a otra cosa que siempre he pensado y es que la soberbia es la cáscara donde se aloja la ignorancia. Somos personas que trabajamos para personas, para mí, obra y espectador tienen la misma importancia, no es necesario ser un erudito ni entender las verdades del barquero, únicamente hay que aprender a mirar sin complejos, a relajarse, tenemos un problema sistémico y de raíz porque vivimos en la sociedad del miedo y la manipulación, donde nuestras decisiones están mediatizadas, vivimos dentro de una cárcel con un falso sentido de libertad, vivimos por y para el dinero, amasando y aparentando con la misma velocidad. Desgraciadamente nos olvidamos de aspectos troncales y fundamentales de la vida como son la autenticidad de nuestra propia opinión y de nuestra propia conciencia. El verdadero poder que tiene el arte está en plantear realidades alternativas que nos ayuden a conocernos mejor para avanzar en la búsqueda del conocimiento, toda obra de arte tiene el deber de ser un espejo donde poder mirarse, donde poder eliminar esa cosmética de la apariencia que se nos pega en la vida desde que nacemos como un chicle al zapato».
«Para entender el arte contemporáneo es fundamental cambiar los códigos visuales que gran parte de la sociedad tiene filtrados hasta la médula, la artesanía está en las antípodas de la esencia que pretende transmitir un lenguaje contemporáneo, son conceptos antagónicos, para poder entender mi trabajo es fundamental que el espectador asuma que la única artesanía que se va a encontrar es la emocional, es muy digno ser un virtuoso del pincel, del bronce o del mármol, pero la importancia no está en la superficie sino en el contenido. Trabajar con la mentira o con la pose debe de dar mucho trabajo, por eso siempre he intentado ser práctico y honesto, trabajar con la verdad o por lo menos con la concepción que yo tengo de ella. No entiendo el arte desligado de la pasión, de la intuición; mira, nos emociona cierta música sin saber lo que dice, sin entenderla y de repente nos altera hasta físicamente sin saber el por qué, pues apliquemos esas mismas pautas a la hora de contemplar una obra de arte».- Lidó Rico
Desde el comienzo de su carrera, el artista español Lidó Rico ha desarrollado uno de los trabajos más regulares, constantes y personales dentro de la escena artística española. Su gran proyección internacional le lleva con Luisa Catucci Gallery a formar parte de la pasada edición de la prestigiosa feria de arte contemporáneo Art Basel.
De nuevo con Luisa Catucci Gallery y concretamente mañana 2 de diciembre, exponen en Berlín hasta el 7 de enero de 2018 «Brain Trails» un conjunto de obras en las que la estética de los materiales utilizados se combinan con un componente performativo y gestual indiscutible. Resultado de un violento proceso de gestación en el que el artista, en una especie de acto ritual, sumerge su cuerpo en yeso para crear un molde vacío que posteriormente se rellenará con resina de poliéster. Destacar sus esculturas cerebrales que abordan los síndromes de diferentes adicciones, químicas y conductuales, que adhieren a la humanidad en la sociedad contemporánea. Por encima de esto, la sensación de libertad humana, la trama cultural de nuestras emociones, el cansancio psicosocial que parece invadir al individuo contemporáneo, también surgen frente a los ojos del espectador cuando se confronta con la obra de Lidó Rico que crea cuerpos fragmentados y caras dislocadas que literalmente emergen de las paredes como si desearan encontrar alivio de su propia tiranía.
Imágenes gentileza del artista. En portada, detalle de escultura cerebral y acompañando al texto Lidó Rico posa delante de una de sus obras.