Nuestra publicación más reciente, el número 24 de ARTNOBEL Inspiration Review of Contemporary Art presenta un fascinante ensayo que explora el vínculo entre arte y neurociencia a través de la neuroestética, un campo interdisciplinario que ha comenzado a reconfigurar nuestra comprensión del arte desde una perspectiva científica. La pregunta planteada —¿Es la neuroestética el lienzo invisible de la percepción?— se sumerge en un análisis profundo sobre cómo el arte no solo comunica visualmente, sino que también activa y moldea nuestras respuestas emocionales y cognitivas mediante los complejos circuitos neuronales de nuestro cerebro.
La neuroestética emerge como una herramienta poderosa para los artistas contemporáneos, invitándolos a explorar cómo las obras de arte no solo se experimentan en el plano sensorial, sino también en el plano cerebral y emocional. El ensayo sugiere que cada trazo, cada elección cromática, tiene el potencial de desencadenar reacciones dentro de nuestra anatomía neurológica, lo que abre un abanico de posibilidades creativas para los artistas. La premisa es clara: al comprender las respuestas neuronales que el arte puede generar, los artistas no solo perfeccionan sus técnicas, sino que profundizan en el propósito mismo de su práctica. Este entendimiento científico los empodera, brindándoles una nueva dimensión de experimentación y reflexión al integrar la percepción cognitiva en su proceso creativo.
En este contexto, la neuroestética se presenta no solo como un puente entre el arte y la ciencia, sino como un territorio sin explorar, un «lienzo invisible» que reside en el espacio mental y neuronal del espectador. ¿Qué significa «ver» una obra de arte? Más allá de la simple observación, ver se convierte en un acto biológico y emocional que involucra tanto el procesamiento visual como una serie de respuestas psico-fisiológicas. Así, la obra de arte no solo refleja una realidad externa, sino que también actúa como un catalizador que activa áreas específicas del cerebro, modulando la emoción y el pensamiento.
El ensayo destaca que la neuroestética no solo invita a los artistas a explorar este territorio, sino que también los desafía a repensar el propósito del arte en la sociedad contemporánea. ¿Cómo puede el conocimiento sobre la percepción y las emociones transformar la creación artística? ¿Es posible que el arte influya más allá de lo visual, tocando las fibras profundas de la psique humana? El texto invita a los creadores a considerar estas preguntas, sugiriendo que el arte contemporáneo, lejos de ser solo una reproducción de la realidad, se convierte en un vehículo para explorar la experiencia humana en su totalidad, abriendo nuevos horizontes para la percepción colectiva.
El artículo también hace una referencia clave al trabajo pionero del neurocientífico Semir Zeki, quien es reconocido por acuñar el término neuroestética. Zeki, utilizando avanzadas técnicas de neuroimagen, ha demostrado cómo el cerebro responde de manera distinta a las obras de arte, iluminando la interacción entre las áreas cerebrales que procesan la belleza y la emoción. Este enfoque científico ha permitido que la neuroestética gane terreno dentro de las humanidades, dando paso a un diálogo profundo entre la neurociencia y el arte, y proporcionando una base sólida para futuras investigaciones.
Este artículo no solo presenta la neuroestética como una disciplina emergente, sino que la posiciona como una herramienta invaluable para los artistas contemporáneos. Al integrarla en sus procesos creativos, los artistas no solo exploran el arte en términos de forma y contenido, sino también en su capacidad para generar experiencias emocionales y cognitivas complejas. Como bien señala el texto, al comprender cómo el arte afecta al cerebro, los artistas pueden crear no solo para ser vistos, sino para ser experimentados a un nivel mucho más profundo: un lienzo invisible, que se dibuja en la mente del espectador.
Es este cruce entre la ciencia y el arte lo que convierte a la neuroestética en una de las propuestas más estimulantes y provocativas para la práctica artística del siglo XXI, un verdadero laboratorio de la percepción donde las emociones humanas y los avances científicos se encuentran en una danza constante.
Imagen cortesía: © Máxima Romero. Serie digital «Explosión neuronal I», 2024.