
¿Qué postulados mueven el arte contemporáneo actual? Acaso debe el arte contemporáneo preocuparse por la pedagogía de los individuos, o bien sólo dar continuidad a su influencia sobre la sociedad. Quizás somos los otros quienes nos vemos identificados continuamente en la paradoja de las obras. Atrapados entre la pretensión del ser y el desconocimiento de nuestra propia aldea global. Procrastinando responsabilidades, buscando un momento apropiado.
El arte contemporáneo del siglo XX pretendía ir por delante con una lectura acorde a los movimientos sociales y el pensamiento político del momento. Pero, ¿dónde se encuentran las pretensiones del arte contemporáneo del siglo XXI? En una sociedad desamparada en constante intento de transformación, el arte contemporáneo se ha vuelto complaciente. Incorporado en la línea de producción o transformado en entretenimiento superficial. Ha dejado de ser cuidadoso e inquietante, centrado en el ego ha perdido la subjetividad de pensar en los otros a quienes se dirige.
Walter Benjamin en su ensayo “Experiencia y pobreza” de 1934 habla sobre la crisis de la modernidad, definida como una alienación total con respecto a la realidad, como una completa pérdida del valor de la experiencia, que la cultura no es capaz de recuperar: “Para qué valen los bienes de la educación si no nos une a ellos la experiencia. Y adónde conduce simularla o solaparla es algo que la espantosa malla híbrida de estilos y cosmovisiones en el siglo XVIII nos ha mostrado con tanta claridad que debemos tener por honroso confesar nuestra pobreza. Sí, confesémoslo: la pobreza de nuestra experiencia no es solo pobre en experiencias privadas, sino en las de la humanidad en general. Se trata de una especie de nueva barbarie”.
El análisis sociocultural de Benjamin concuerda con el diagnóstico de Friedrich Schiller sobre su momento vital en el siglo XVIII en el “drama del tiempo presente”, determinado de un lado por la “barbarie” y de otro por la “apatía”.
La experiencia induce al conocimiento, al entendimiento, a la escucha. Escuchar provoca aceptar a los demás, permite un cambio de actitud, nos deja indefensos en su exposición al entregarle nuestra atención verdadera. Pero cuesta esfuerzo, y “no estamos en disposición de mostrarnos vulnerables”. Seguimos esperando a ponernos de acuerdo y entendernos sin mirar al otro. Algo imposible de conseguir sin los recursos emocionales necesarios.
El escritor y académico de la Lengua Arturo Pérez-Reverte dice al finalizar el libro, “Una historia de España”(2019): “Creo – y seguramente me equivoco, pero es lo que de verdad creo – que España como nación, como país, como conjunto histórico de naciones y pueblos, o como queramos llamarlo, ha perdido el control de la educación escolar y de la cultura. Y creo que esta pér-dida es irreparable, pues sin ellas somos incapaces de asentar un futuro. De enseñar a nuestros hijos, con honradez y sin complejos, lo que los españoles fuimos, lo que somos y lo que, en este lugar apasionante y formidable pese a todo, podríamos ser si nos lo propusiéramos.”
Abate Bussoni
Editorial publicada en la revista #15 de ARTNOBEL Inspiration Review of Contemporary Art protagonizada por la artista cubana Rachel Valdés.